viernes, 9 de marzo de 2007

CAJITA DE MÚSICA

Juan Carlos Chirinos



Cuerda una vez cada cien años, proporciona la melodía deseada siempre, con alternativa de extravagancia, rebobinado automático y regresión al instante a la primera audición. Experimente la alegría de descubrir la misma balada como si fuera la primera vez, audífonos incorporados y control de volumen interno. Ecualizador de doble banda y versiones opcionales hasta para quinientos instrumentos; lágrima incluida con las pilas recargables, ciento ochenta gigabytes de memoria extendida en los últimos trescientos años y anulación automática de bodrios. Posibilidad de pareja para ocasiones de botiquín, rockola con canciones de Julio Jaramillo y te amaré, sí, te amaré, servicio nocturno de cambio de nombre por el de ¡Néstor!, declaración jurada de que hay luto en mi alma y sentencia en firme cuando ocurra la eventualidad de que el amor que un día era mi alegría, era mi ilusión desaparezca en los vericuetos de la noche. Accesorio inalámbrico para fiestas cui, cui, cui, co, co, co, guru, guru, guru, guru, gu, cuá, cuá y peluca mullida para días de lluvia en los que quizá se pueda cortar una flor. Carcasas de muchos colores y sorteo de una cena para dos con Delirio en un restaurante donde sirvan copas de helado y los gupis pululen por la sala; sin posibilidad de desayuno, so pena de suscitar la ira de Orfeo y algunas walkirias. Inicios en la, si bemol menor para masones consagrados, y do mayor para ocasiones castrenses, tan de moda en estos tiempos. Regularidad ajustable al estado de ánimo, dinámica acorde al peso diario antes y después de miccionar, timbre agudo para espacios abiertos y grave para ocasiones luctuosas, paso largo y corto, largo y corto, largo y largo, registro certificado en la Audiencia provincial y articulación precisa entre nota y nota con suspensiones en cada silencio a gusto del consumidor o de acuerdo al canon de Theodor Adorno (diez niveles de intensidad). Garantizada de por vida la felicidad de tres minutos y el característico sistema problem-away durante los instantes de gozo bajo los efectos de esta única canción que sólo se puede adquirir con este producto, sujeto a las leyes de copyright internacional y para uso doméstico exclusivo, sin perjuicio de bodas, bautizos y comuniones extenuantes. Permiso especial para consumir en el metro, cercanías, trayectos largos de tren y viajes trasatlánticos. Incluye certificado de mayoría de edad y servicio técnico a perpetuidad sin que esto conlleve ninguna responsabilidad por parte del fabricante y/o distribuidor. El cliente, al adquirir el producto, acepta automáticamente las consecuencias emocionales que generaren en la psique, y declara estar en conocimiento del mood al que se expone desde el momento de colocarse los adminículos para inocular tum, tum. Por lo que el fabricante se exime de responsabilidades ante futuras epilepsias, depresiones, catatonias, clímax, desidias, iras, malaleches, cagondioses, ñoelamadres, maricuelúltimo, nofuñas, pardieces, hideputas, vergaciones, euforias y quecagadas varias, sobre todo si vienen alimentados por ingentes cantidades de cualquier sustancia excitante. Todo lo anterior queda sujeto a la responsabilidad exclusiva del consumidor y, por ello, no se admiten devoluciones.


http://juancarloschirinos.blogspot.com

3 comentarios:

Gustavo Valle dijo...

Coño, Juan Carlos, esta es la rocola de HG Wells. Está buenísima. Y dime una cosa: ¿cuánto cuesta?

Juan Carlos Chirinos dijo...

sólo se vende por catálogo, Gustavo, ¡ja, ja, ja!
un abrazo!

Lena yau dijo...

jajajajajaja!

Buenísimo!

mil abrazos, J.C!